Mente y cuerpo son considerados como componentes integrantes e interdependientes de un único organismo capaz de integrarse de forma inteligente y eficaz con el ambiente.
Las emociones son la consecuencia de una actividad de conocimiento y valoración de las situaciones en referencia a sus implicaciones para el bienestar del individuo y para el cumplimiento de sus metas, deseos, intereses y expectativas; no son activadas por el propio evento en su realidad objetiva, sino que se generan por los significados y valores que un individuo atribuye a este evento.
Las emociones son los mediadores complejos entre el mundo interno y el externo y varían según su tamaño, tal como la valencia hedónica (placentero o desagradable), la novedad o no de los eventos excitantes, el nivel de activación, el grado de control del mismo, la compatibilidad o no con las normas sociales de referencia.