La comunicación no es un medio o un instrumento, sino un aspecto constitutivo del sujeto que elige en qué modo comunicar. Eso implica dos dimensiones que no se pueden escindir: la cognitiva y la relacional.

La primera está en estrecha conexión con el pensamiento, con la intencionalidad y con la acción planificada; la segunda prevé la interacción y el contacto social y sostiene los juegos relacionales entre los individuos. La comunicación se convierte en el tejido que crea, mantiene, modifica y renueva los lazos entre los sujetos.

Cuando un individuo comunica algo a otro, él define al mismo tiempo en sí mismo y en el otro, la naturaleza de la relación que los une. La comunicación es la dimensión psicológica que produce la definición de sí mismo y del otro.

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